Aumento de bosques pero aumento de riesgos

Joan Santana es jefe del Servicio Forestal de las Islas Baleares. Él afirma que la superficie forestal de las islas se ha duplicado en los últimos cincuenta años, pero que esta noticia positiva viene acompañada de un mayor riesgo.

“Tenemos más bosques, pero al mismo tiempo tenemos un bosque cada vez más vulnerable debido a un grave problema de abandono rural, dejando el bosque a su suerte. A medida que hay más terreno forestal, los efectos de los incendios son más extensos y su intensidad también aumenta debido a la biomasa acumulada. Y este peligroso cóctel se multiplica por los efectos del cambio climático.”

Algunos datos – Las Islas Baleares tienen medio millón de hectáreas de terreno, de las cuales 223,000 son forestales, lo que equivale al 44% de la superficie total. El resto es terreno agrícola o productivo, viviendas, carreteras, etc. Solo el siete por ciento de la superficie forestal está en manos de las autoridades públicas – el gobierno, los consejos insulares o los ayuntamientos.

El nivel de propiedad privada es problemático tanto en términos de riesgo de incendio como de salud forestal y pública, como en la propagación de plagas como la procesionaria del pino.

Existe un Plan de Prevención de Riesgos Forestales de Gestión Estratégica para las Baleares. Esto ha identificado áreas estratégicas para intervenciones específicas. Estas áreas son tanto públicas como privadas.

Santana explica: “Los propietarios de terrenos en estas áreas vulnerables rara vez niegan el acceso a los equipos que crean franjas de protección contra incendios. La gran mayoría son conscientes y no se oponen, aunque puede haber algunos propietarios nuevos de otros países europeos que no han interiorizado esta cultura de riesgo”. De hecho, es algo anómalo que los propietarios de propiedades rurales en las Baleares no estén obligados a crear cortafuegos; lo están en otras regiones españolas.

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Insiste en que los propietarios privados deben involucrarse en la gestión de sus bosques, por razones de seguridad y conservación. No hay nada más alejado de la conservación que el abandono, y señala una mentalidad “urbana” que no entiende el bosque. Esta mentalidad es que no se debe talar ni un solo árbol. La realidad es diferente.

“A veces es necesario hacerlo para salvar millones de árboles. La clave está en generar una bioeconomía vinculada al bosque para que el paisaje del futuro sea lo más resistente y resiliente posible a los incendios forestales”.

Pero ¿realmente hay una bioeconomía en las Baleares? “Las empresas que hacen negocios con el bosque se pueden contar con los dedos de una mano. Es un sector marginal y residual que apenas invierte en innovación y formación. Muchas están estancadas en el pasado, en el uso de los bosques para leña y palets. El futuro está en las calderas de biomasa.” Y Santana cree que cada hogar en las Baleares podría tener una caldera de biomasa.