CIUDAD DE GUATEMALA (AP) — Un altar de la cultura Teotihuacana, en el corazón prehispánico de lo que se convirtió en México, fue descubierto en el Parque Nacional Tikal en Guatemala, el centro de la cultura Maya, demostrando la interacción entre las dos sociedades, anunció el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala el lunes.
La enorme ciudad-estado de Tikal, cuyos imponentes templos aún se mantienen en la selva, luchó durante siglos con la dinastía Kaanul por el dominio del mundo Maya.
Mucho al norte en México, justo afuera de la actual Ciudad de México, Teotihuacan — “la ciudad de los dioses” o “el lugar donde los hombres se convierten en dioses” — es más conocida por sus Templos gemelos del Sol y la Luna. En realidad fue una gran ciudad que albergaba más de 100,000 habitantes y cubría alrededor de 8 millas cuadradas (20 kilómetros cuadrados).
La aún misteriosa ciudad fue una de las más grandes del mundo en su apogeo entre el 100 a.C. y el 750 d.C. Pero fue abandonada antes del surgimiento de los Aztecas en el siglo XIV.
Lorena Paiz, la arqueóloga que lideró el descubrimiento, dijo que se creía que el altar de Teotihuacan se usaba para sacrificios, “especialmente de niños”.
“Se encontraron los restos de tres niños no mayores de 4 años en tres lados del altar”, dijo Paiz a The Associated Press.
“Los Teotihuacanos eran comerciantes que viajaban por todo el país (Guatemala)”, dijo Paiz. “Los complejos residenciales Teotihuacanos eran casas con habitaciones y en el centro altares; eso es como la residencia que se encontró, con un altar con la figura que representa a la Diosa de la Tormenta”.
A los arqueólogos les llevó 1½ años descubrir el altar en una vivienda y analizarlo antes del anuncio.
Edwin Román, quien lidera el Proyecto Arqueológico del Sur de Tikal dentro del parque, dijo que el descubrimiento muestra la interacción sociopolítica y cultural entre los Mayas de Tikal y la élite de Teotihuacan entre el 300 y 500 d.C.
Román dijo que el descubrimiento también refuerza la idea de que Tikal era un centro cosmopolita en ese momento, un lugar al que visitaban personas de otras culturas, reafirmando su importancia como centro de convergencia cultural.
María Belén Méndez, una arqueóloga que no estuvo involucrada en el proyecto, dijo que el descubrimiento confirma “que ha habido una interconexión entre ambas culturas y cómo eran sus relaciones con sus dioses y cuerpos celestes”.
“Vemos cómo el tema del sacrificio existe en ambas culturas. Era una práctica; no es que fueran violentos, era su forma de conectarse con los cuerpos celestes”, dijo.
El altar mide poco más de una yarda (1 metro) de ancho de este a oeste y casi 2 yardas (2 metros) de norte a sur. Tiene alrededor de una yarda (1 metro) de altura y está cubierto de piedra caliza.
La vivienda donde se encontró tenía figuras antropomórficas con borlas en tonos rojos, un detalle de la cultura Teotihuacana, según el comunicado del ministerio.
El Parque Nacional Tikal está a unas 325 millas (525 kilómetros) al norte de la Ciudad de Guatemala, y el sitio del descubrimiento está custodiado y no hay planes de abrirlo al público.