El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón define el sobrepeso y la obesidad como una persona cuyo peso es más alto de lo que se considera normal, ajustado a su altura. Ese ajuste se calcula tomando el peso de una persona en kilogramos y dividiéndolo por el cuadrado de la altura en metros, lo que da como resultado lo que se conoce como índice de masa corporal, o IMC, según los CDC.
Un adulto se considera obeso si su IMC es de 30.0 o superior. Estudios recientes solo refuerzan lo que los científicos e investigadores ya saben: las tasas de obesidad son altas y están aumentando.
Según The State of Obesity, hay disparidades raciales y étnicas llamativas y persistentes. Según datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición en 2014, más del 33% de las personas se consideraban con sobrepeso.
Para el 2016, ese porcentaje había aumentado al 39.6%. La Organización Mundial de la Salud informó que a nivel mundial, la obesidad se ha triplicado desde 1976 y en 2016 más de 1.9 mil millones de adultos tenían sobrepeso. En los EE. UU., el 39.6% de los adultos tenían sobrepeso y el 13% eran obesos. Estas son las tasas más altas jamás registradas.
El porcentaje más alto de adultos con obesidad estaba entre los 40 y 59 años y las mujeres de 20 años en adelante. Según The State of Obesity, las tasas aumentaron en seis estados entre 2016 y 2017 y se mantuvieron estables en el resto de los EE. UU. Virginia Occidental tenía la tasa de obesidad más alta en adultos, con el 38.1% de la población, mientras que las tasas de obesidad eran de al menos el 30% en 29 estados más.
La Academia Estadounidense de Médicos de Familia informó sobre los vínculos encontrados entre el aumento de la obesidad en adultos y factores socioeconómicos como la educación, la vida rural frente a la urbana y los niveles de ingresos. En todos los casos, el informe mostró que las personas con mayor educación, que vivían en áreas urbanas o metropolitanas o con ingresos 400% mayores que el nivel de pobreza federal tenían tasas más bajas de obesidad.
Dos estudios recientes publicados en el BMJ han relacionado el consumo de alimentos ultraprocesados con un aumento significativo en el riesgo de muerte y enfermedad cardiovascular. Aunque puedas sospechar que los alimentos en caja o los refrigerios de tiendas de conveniencia están en la lista de ultraprocesados, puede que te sorprenda saber que muchos alimentos considerados saludables también entran en esta categoría.