Un grupo vinculado a al-Qaeda ha afirmado estar detrás de un ataque temprano en la capital de Malí, Bamako. Hombres armados atacaron una escuela de entrenamiento militar y otras áreas en la ciudad, dijeron las autoridades. En su declaración, el ejército describió a los asaltantes como “terroristas”. Después de que los residentes informaron haber escuchado disparos el martes, el ejército dijo que los atacantes habían golpeado cerca del aeropuerto de la ciudad, pero que la situación estaba ahora “bajo control”. Jama’at Nusrat al-Islam wal Muslimin (JNIM) y otros grupos han estado librando una insurgencia islamista militante en Malí durante más de una década. La facción yihadista dijo que su “operación especial” dejó graves pérdidas humanas y materiales. JNIM es considerado uno de los grupos militantes más activos en la región del Sahel, habiendo llevado a cabo numerosos ataques en Malí, Burkina Faso y Níger. “Temprano esta mañana, un grupo de terroristas intentó infiltrarse en la escuela de gendarmería de Faladie”, dijo el ejército en su declaración. La escuela estaba entre varios “puntos sensibles” “objetivo de ataques terroristas” en la madrugada, dijo el ministerio de seguridad. No se ha mencionado ninguna víctima. Sin embargo, dos miembros de las fuerzas de seguridad dijeron a la agencia de noticias AFP que resultaron heridos en el ataque. El ministerio de seguridad aseguró a los residentes que después del ataque podían continuar con sus actividades normalmente. En contraste, organizaciones internacionales como la ONU han aconsejado supuestamente a su personal restringir su movimiento. Videos publicados anteriormente en redes sociales mostraban columnas de humo negro elevándose de una parte de la ciudad. Mientras sonaban disparos, las personas que se dirigían a la mezquita para las oraciones matutinas tuvieron que regresar, según dijo la agencia de noticias Reuters. El aeropuerto internacional Modibo Keita de Bamako ha sido cerrado después del ataque. Los militares tomaron el poder en un golpe de estado en 2021, acusando al gobierno de no hacer lo suficiente para sofocar la insurgencia. Los militares expulsaron a las tropas francesas y a los cascos azules de la ONU e hicieron entrar al grupo Wagner de Rusia para ayudar a combatir a los yihadistas, pero no hay signos de que la insurgencia termine.