El presidente italiano Sergio Mattarella advirtió el viernes sobre el creciente atractivo del populismo en Europa durante su visita de tres días a Alemania.
Al preguntarle sobre los éxitos de los partidos de derecha en los estados miembros de la UE, Mattarella dijo que algunos estaban haciendo la promesa engañosa de volver a una “época dorada” de hace 50 o 60 años.
“El mundo está cambiando dramáticamente”, dijo. Grandes flujos migratorios están inquietando a muchas personas, añadió Mattarella, quien pidió que se encuentren soluciones constructivas.
Por la mañana, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y su esposa Elke Büdenbender recibieron al presidente italiano y a su hija Laura Mattarella con honores militares en el Palacio de Bellevue, la residencia oficial del presidente en Berlín. Steinmeier y su homólogo italiano son amigos cercanos.
Mattarella es considerado uno de los padres fundadores del Partido Democrático italiano (Partito Democratico). En el espectro político, está muy alejado del primer ministro ultraderechista de Italia, Giorgia Meloni, y su partido Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia).
En una rueda de prensa, Steinmeier dijo que el tema de la democracia había sido enfatizado en sus conversaciones conjuntas. También advirtió sobre los peligros para la democracia.
“Con creciente preocupación… estamos viendo tendencias de polarización en todas nuestras sociedades”, dijo Steinmeier, refiriéndose a los resultados de las recientes elecciones. Es importante recuperar la confianza de la población, subrayó.
Mattarella y su hija llegaron a Berlín el jueves. El viernes por la noche, Mattarella se reuniría con el canciller Olaf Scholz para discutir asuntos bilaterales y europeos, según la Cancillería en Berlín.
El sábado, los invitados de Estado volarán a Bonn y Colonia con Steinmeier y su esposa. Según la oficina de Steinmeier, los temas a discutir allí incluirán el cambio climático.
Finalmente, los dos presidentes viajarán juntos el domingo a Italia, donde planean asistir a un evento conmemorativo en Bolonia para marcar el 80º aniversario de la masacre de Marzabotto.
La masacre se considera uno de los crímenes de guerra más graves cometidos por soldados alemanes en Italia durante la Segunda Guerra Mundial.