El miércoles, el presidente (portavoz) del Parlamento Balear, Gabriel Le Senne, estaba programado para presidir las reuniones de las juntas parlamentarias, prometiendo que “seguirá trabajando” a pesar de enfrentar un posible juicio por presunto delito de odio.
Un juzgado de instrucción de Palma ha iniciado los trámites para el posible juicio de Le Senne de Vox, quien es acusado de un delito de odio por haber roto fotos de víctimas del franquismo durante una sesión parlamentaria que debatía la derogación de la ley de memoria histórica.
Al justificar los trámites el lunes, el juez consideró que Le Senne había demostrado “rabia, enojo y desprecio hacia lo que representaban esas imágenes”. Había revelado “un evidente odio hacia la ideología de las personas representadas”.
Le Senne respondió diciendo que no hará comentarios sobre la decisión judicial. Insistió en que no renunciará.
El gobierno, es decir, el Partido Popular, “no tiene nada que decir al respecto”, según el vicepresidente Antoni Costa. Según el gobierno, cualquier decisión sobre el futuro de Le Senne está en manos de los grupos parlamentarios. Los partidos de la oposición han pedido su renuncia.