PARATY, Brasil (AP) — Varios cientos de carnavaleros cubiertos de barro desfilaron en el tranquilo pueblo costero de Paraty en el sureste de Brasil el sábado, una tradición de décadas que ha crecido aún más desde su primera edición hace casi 40 años.
Fiesteros alegres se lanzaron a las aguas sombrías frente a una playa de Paraty, emergiendo grises del lodo. Bailaron en la playa y gritaron cánticos de cavernícolas: ¡”Uga! ¡Uga!” — antes de marchar por la arena.
“Es el mejor bloco. No es común embarrarse y andar bailando y cantando. Es muy pegajoso, huele mal, pero es muy bueno”, dijo Thais Beazussi, 20 años, que vive a casi dos horas en auto, pero hace el viaje anualmente.
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El Carnaval en Brasil es una combinación de desfiles mundialmente famosos de escuelas de samba que pasan todo el año preparándose y fiestas callejeras extravagantes, cada una con su propio tema, estética o estilo musical.
La tradición de la fiesta de barro se remonta a 1986, según el sitio web de turismo de Paraty. Amigos estaban jugando en los manglares en la playa de Jabaquara, y se dieron cuenta de que no eran reconocibles. Se pasearon por el centro histórico de la ciudad y causaron revuelo.
Al año siguiente, un grupo se embadurnó de barro para presentarse como una tribu prehistórica en el Carnaval. Llevaban cráneos, lianas y huesos mientras pronunciaban sus cánticos, según el sitio.
Y así nació la fiesta de barro. Y en los años siguientes, se convirtió en una tradición querida.
Su crecimiento ha obligado a los organizadores y a la oficina de turismo de Paraty a concienciar sobre la importancia de no ensuciar las coloridas paredes de la ciudad, los autos o los espectadores.