Political analysts and exit polls had initially predicted that Narendra Modi was on track to secure a third term as India’s prime minister in the recent elections. The Bharatiya Janata Party (BJP) aimed for a supermajority but fell short of expectations when final results were announced on June 4. The BJP and its National Democratic Alliance won 290 seats, missing the 400-seat goal. This marked a departure from their landslide victory in 2019. In contrast, the opposition INDIA alliance, comprising over 20 parties including the Indian National Congress, performed better than anticipated by winning 235 seats.
Under India’s electoral system, a party or alliance needs at least 272 seats to form a government in the 543-member parliament. The elections, held over six weeks with over 1 billion voters, saw Modi securing a rare third consecutive term. Despite his victory, the smaller majority will require the BJP to negotiate with opposition parties for effective governance.
The BJP made significant gains in southern states but faced setbacks in Uttar Pradesh, where they lost ground compared to previous elections. This loss was attributed to a consolidated Muslim vote for the opposition coalition. The results indicated a state-by-state contest rather than a unified national narrative, reflecting the diverse political landscape in India.
Modi campaigned on his government’s welfare programs and economic development agenda, but concerns over inequality, cost of living, and unemployment persisted among voters. His ambitious economic reform plans may face challenges without a majority in parliament, necessitating alliances for policy implementation. El impacto ya estaba reverberando en el mercado de valores de la India a principios del martes cuando el índice Nifty 50 cayó hasta un 8.5% – la mayor caída en un solo día en más de cuatro años – después de haber subido a un máximo histórico el lunes, cuando las encuestas de salida indicaron una cómoda victoria de Modi.
Modi ahora se enfrenta a una oposición más poderosa que en cualquier otro momento de la última década. A lo largo de las elecciones, la alianza INDIA ha acusado al gobierno de paralizar la oposición encarcelando a dos líderes estatales y congelando las cuentas bancarias del Congreso.
“Por primera vez desde que se convirtió en primer ministro en 2014, Narendra Modi tendrá que compartir el poder de manera efectiva con socios de coalición”, dice Verniers. “Este es un territorio inexplorado para un líder que siempre ha ejercido el poder solo”.
Pero los resultados son sin duda un revés personal para el primer ministro, cuyo rostro ha sido la promesa central de la campaña del BJP en estas elecciones – apareciendo en vallas publicitarias, carteles y campañas en todo el país – y que nunca ha tenido que depender de socios de coalición para sobrevivir.
“Solo el tiempo dirá si aprenderá el arte de la conciliación y el reparto del poder, o si seguirá el camino de la autocratización para compensar la pérdida de terreno político”, agrega Vernier.
“Esta es la pregunta más importante que enfrenta la India en este momento”.
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