Una píldora utilizada para alargar la vida de los perros y mejorar los resultados de salud podría hacer lo mismo para los humanos, insisten los científicos.
Dicen que el hombre y el perro tienen un vínculo único, inquebrantable de hecho: ¿podría este vínculo ser reiterado en forma de una pastilla que puede aumentar la esperanza de vida de ambas especies de manera efectiva? Los científicos así lo creen.
Una organización de bio-tecnología con sede en San Francisco ha puesto en marcha planes para estudiar la relación entre la vida humana y la vida canina, con pruebas activas en marcha para ver si un medicamento para alargar la longevidad hecho para perros puede tener impactos similares en nosotros.
Loy-002, un compuesto y pastilla accesible para perros, se reporta que se lanzará en el mercado tan pronto como a principios de 2025, con grandes promesas de ralentizar e incluso revertir los cambios metabólicos asociados con el envejecimiento en los perros. La sustancia tiene como objetivo reducir la fragilidad al suprimir aumentos específicos en la insulina asociados con la edad, reduciendo así el riesgo de enfermedades y promoviendo una mejor salud en general.
Con muchas similitudes entre el hombre y el perro en cuanto a hábitos medioambientales, en comparación con los controles comunes en la mayoría de los ensayos clínicos, como los ratones, por ejemplo, los resultados de los estudios sobre la promesa de este medicamento realmente podrían significar un gran potencial para la salud humana en el futuro. La fundadora de Loy-002, Celine Halioua, está sumamente optimista.
“Descubrir cómo prevenir el declive relacionado con la edad en los perros es un indicador muy sólido para hacer lo mismo con los humanos porque los perros contraen enfermedades relacionadas con la edad similares. Los ratones de laboratorio no pueden ser comparados justamente como los perros”. Y con más de $125 millones recaudados de inversores interesados, y gran parte del atractivo del medicamento proviene del método de pruebas aceleradas debido a la vida más corta de los perros, en comparación con los ensayos en humanos, es evidente ver la tracción que Loyal está generando.
El concepto de pruebas de longevidad en perros no se limita únicamente a los esfuerzos de Loyal, ya que el Rapamicina está actualmente en proceso de aprobación clínica, con la FDA supuestamente lista para dar luz verde dependiendo del resultado de los estudios intensivos realizados por el Proyecto de Envejecimiento Canino. Los investigadores de la campaña, organizados en los laboratorios de la Universidad de Washington, están rebosantes de emoción por ver cómo los efectos positivos en los perros podrían correlacionarse en los humanos, considerando que la Rapamicina ya es un inmunosupresor humano de uso regular.
El co-fundador del proyecto, el biogerontólogo de UW Daniel Promislow, le dijo al Guardian: “Nuestro estudio está a años luz de cualquier cosa que se haya hecho en humanos, o que se pueda hacer en humanos”. Los estudios realizados acumularán el equivalente a un ensayo de cuarenta años en humanos, en solo cinco años, concluyendo en última instancia si la clave para mejorar nuestra salud se puede encontrar en la suplementación canina.
Jamie Justice, profesora de Gerontología y Medicina Geriátrica en la Escuela de Medicina de la Universidad de Wake Forest, ofreció una valiosa visión conservadora: “El Proyecto de Envejecimiento Canino todavía está a cinco años de liberar cualquier resultado, y por lo tanto en este momento los investigadores no pueden probar medicamentos para la longevidad canina en humanos, no importa cuán positivos sean los resultados en perros”.
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