Afirmar que el hundimiento del barco de carga ruso frente a Cartagena fue un ‘ataque terrorista’.

Las autoridades rusas persisten en su hipótesis de que fue un “acto terrorista”.

El carguero ruso Ursa Major, propiedad de la empresa logística del Ministerio de Defensa ruso Oboronlogistika, se hundió el lunes, a 62 millas de la costa de Cartagena, tras lo que la tripulación describió como “tres explosiones”. Catorce miembros de la tripulación fueron rescatados y desde entonces han regresado a Moscú, mientras que dos siguen desaparecidos.

Las autoridades rusas persisten en su hipótesis de que fue un “acto terrorista”.

Daños y hallazgos iniciales

Según la empresa, una inspección de emergencia reveló un agujero de 50 por 50 cm en el casco del barco, ubicado a 15-30 cm sobre la línea de flotación. Los bordes del agujero estaban desgarrados hacia adentro, lo que sugiere una explosión externa. Estos hallazgos fueron comunicados por el capitán del barco a Oboronlogistika y, según se informa, son conocidos por las autoridades marítimas españolas. Sin embargo, los detalles de la investigación siguen siendo confidenciales para evitar tensiones diplomáticas con Rusia.

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Las explosiones ocurrieron de manera consecutiva a las 12:50 p. m. del 23 de diciembre, cerca de la popa del lado de estribor del barco, lo que provocó que se inclinara y desarrollara una fuga que finalmente hundió el buque diez horas más tarde. Los barcos mercantes cercanos y los equipos de rescate españoles, incluido el buque de rescate Clara Campoamor y el barco patrullero Serviola de la Armada, respondieron al incidente.

Rescate y repatriación

Catorce de los 16 miembros de la tripulación fueron rescatados, mientras que dos siguen desaparecidos. Los supervivientes fueron llevados inicialmente a Cartagena, donde proporcionaron declaraciones a las autoridades marítimas españolas. El jueves, fueron repatriados a Moscú con autorización tanto de la Embajada rusa como de las autoridades españolas.

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Carga y ruta

El Ursa Major había partido de San Petersburgo semanas antes, con destino a Vladivostok con dos grúas portuarias, piezas de rompehielos y aproximadamente 150 contenedores vacíos, según su capitán. El itinerario inicial también incluía una parada en Tartus, Siria, un importante centro logístico para las operaciones militares rusas en la región.

Un segundo barco propiedad de la misma empresa, el Sparta, estaba cerca en el momento del incidente pero no asistió en el rescate. Ahora se dirige a Port Said, Egipto.

Investigación y teorías

El Ursa Major se hundió a una profundidad de 2.500 metros, una ubicación accesible para robots de exploración submarina. Los Servicios de Rescate Marítimo españoles continúan con patrullas aéreas para monitorear derrames de petróleo o recuperar a los miembros de la tripulación desaparecidos. Las autoridades rusas han abierto una investigación criminal, con planes de desplegar robots submarinos en el lugar.

Los medios rusos especulan que el incidente podría ser un “ataque cuidadosamente planeado” destinado a obstaculizar los esfuerzos de control de navegación ártica de Rusia. El barco, utilizado regularmente para transportar materiales militares y logísticos, operaba en el Mediterráneo debido al acceso restringido al Mar Negro tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Los países de la OTAN monitoreaban de cerca dichos convoyes mediante satélites y activos navales cuando ingresaban en aguas estratégicas.

A medida que las investigaciones continúan, el Ursa Major sigue siendo un punto focal de tensiones geopolíticas, con implicaciones para la seguridad marítima en la región.