Last week, during a tour of Damascus, the new leader of Syria, Ahmed al-Sharaa (formerly known as Abu Mohammed al-Jolani), was asked by a young woman for a photo. He politely requested that she cover her hair before the picture was taken. This incident sparked a heated debate in both Arabic social and mainstream media.
The situation highlighted the delicate balance that Syria’s new rulers, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), who are designated as a terrorist organization by the UN, US, EU, and UK, must maintain. On one side, there is the diverse and sometimes more liberal Syrian population, as well as the international community, whose approval is crucial for HTS’s survival and legitimacy. They viewed the incident as a potential indication of stricter conservative policies, possibly leading to mandatory veiling for all women.
On the other side, hardline Islamists criticized al-Sharaa for even taking the photo, labeling the woman as “mutabarijah” and claiming his actions went against religious rules. These hardliners have significant influence over militant factions and could provoke opposition within al-Sharaa’s own Islamist support base.
HTS faces the challenge of balancing the expectations of the international community and the liberal segments of Syria’s population with the demands of its hardline supporters. Both sides are closely monitoring HTS’s every move and statement. Successfully navigating these tensions will be crucial for HTS to maintain control and pursue its political goals. The BBC reported that HTS established military and police academies with professional appearances, showcasing their graduation ceremonies and organizing military parades, often attended by al-Sharaa. The SSG highlighted its accomplishments in reconstruction and service provision, contrasting them with the poor conditions and corruption in areas controlled by the Syrian government or rival rebel groups. HTS faced challenges in Idlib, with protests against its leadership, accusations of suppressing dissent, and colluding with foreign powers. Al-Sharaa was compared to Assad during protests, and HTS was criticized for not imposing strict Sharia rules. Despite some flexibility, HTS implemented strict measures to appease hardliners. The group also faced rivalries with other rebel groups, especially the Turkey-backed SNA. IS denounced HTS-led rebel authority and threatened to destabilize Syria. Foreign fighters and jihadist groups have been attracted to Syria since the civil war began in 2011. BBC Estos incluyen facciones más pequeñas de Asia Central, el Cáucaso (chechenos) y la minoría uigur de China. Muchas de estas facciones más pequeñas, incluidos grupos yihadistas independientes como Ansar al-Islam y Ansar al-Tawhid, participaron activamente en la última ofensiva, lo que destaca su potencial interés en dar forma al futuro de la nueva Siria. En cuanto al mensaje post-Assad, grupos como Al-Qaeda, así como figuras y académicos islamistas más moderados, han recordado a HTS su “obligación” de garantizar el establecimiento de un sistema islámico en Siria, distinguido por una fuerte identidad sunita. “Arrebato de poder”. Cuando se le preguntó por un corresponsal de CNN el 6 de diciembre si HTS tiene la intención de imponer un sistema islámico, al-Sharaa dio una respuesta evasiva característica. En lugar de un “sí” o un “no” directo, declaró: “Las personas que temen el gobierno islámico han visto implementaciones incorrectas de él o no lo entienden correctamente”. Esta respuesta cuidadosamente redactada sugiere que es probable que HTS tenga planes de implementar un gobierno islámico, pero quizás de una forma más flexible y matizada. Sin embargo, desde que HTS derrocó al gobierno de Assad, las tensiones ideológicas han comenzado a resurgir después de la euforia inicial y el esfuerzo unificado para lograr un objetivo común. El 9 de diciembre, HTS emitió un decreto concediendo amnistía a los antiguos reclutas militares, pero los extremistas en Siria denunciaron la medida como demasiado “benévola” e inconsistente con la ley Sharia, llegando incluso a incitar a la desobediencia y llamar a ataques de venganza contra los leales al exgobierno, desafiando directamente la orden de HTS. HTS intentó calmar la indignación emitiendo una declaración aclaratoria en la que afirmaba que perseguiría a antiguos miembros del gobierno y leales implicados en crímenes de guerra, un aparente intento de apaciguar a los críticos. Al mismo tiempo, HTS trató de reforzar su autoridad, prometiendo explícitamente castigar a cualquiera que desafiara su decreto participando en venganzas de forma vigilante. Otra fuente de controversia surgió el 16 de diciembre cuando al-Sharaa anunció planes para disolver y desarmar grupos y milicias militantes en el país, concentrando las armas en manos del estado y de las fuerzas armadas únicamente. Nuevamente, los extremistas protestaron, instando a las facciones a retener sus armas. Argumentaron que la medida consolidaría el poder bajo HTS, dejando a ningún otro grupo armado para desafiar su autoridad y allanando el camino hacia la tiranía. Surgió más descontento por la respuesta atenuada de HTS a los repetidos ataques aéreos israelíes en Siria tras la caída de Assad. Después de días de silencio, el 14 de diciembre, al-Sharaa criticó los ataques pero afirmó que su grupo no tenía intención de participar en nuevos conflictos, enfatizando su enfoque actual en la reconstrucción de Siria. También afirmó que no permitirá que Siria sea utilizada como plataforma de lanzamiento para ataques contra Israel. Algunos consideraron esta postura débil y una traición a los principios islamistas. Su frustración se vio amplificada por el reciente mensaje de Al-Qaeda instando a HTS a priorizar la lucha contra Israel y cumplir su “obligación” de defender a los palestinos en Gaza. Estas tensiones sugieren que los extremistas, tanto dentro de las filas de HTS como de facciones externas, pueden estar dispuestos a tomar las armas contra el grupo si perciben que se aleja demasiado de su visión de una nueva Siria religiosa. Muchas de estas personas y facciones están profundamente comprometidas con el país y es poco probable que renuncien a sus ambiciones fácilmente. Ven a Siria, al igual que Afganistán bajo los talibanes, como un proyecto para un estado islámico sunita fuerte, uno que podría ejercer influencia regional mientras sirve como refugio seguro para musulmanes perseguidos y fugitivos yihadistas. Bajo presión tanto de liberales como de extremistas, al-Sharaa y HTS están caminando por una línea delicada en un intento de no antagonizar demasiado a ninguno de los lados y la necesidad de flexibilidad parece ser clave. Hace una semana, a la joven que quería una foto se le pidió que se cubriera el cabello. Esta semana, al-Sharaa fue fotografiado con dos diplomáticos británicos, uno de los cuales era Ann Snow, la representante especial del Reino Unido para Siria. Su cabello estaba descubierto. Crédito de la imagen superior: Getty BBC InDepth es el nuevo hogar en el sitio web y la aplicación para el mejor análisis y experiencia de nuestros mejores periodistas. Bajo una nueva marca distintiva, le ofreceremos perspectivas frescas que desafían las suposiciones y reportajes profundos sobre los problemas más importantes para ayudarle a dar sentido a un mundo complejo. Y estaremos mostrando contenido estimulante de BBC Sounds e iPlayer también. Estamos empezando pequeños pero pensando en grande, y queremos saber qué piensas, puedes enviarnos tus comentarios haciendo clic en el botón de abajo. The British Broadcasting Corporation (BBC)