La actividad física es ampliamente reconocida como un factor clave en la reducción de tu riesgo de cáncer colorrectal. ¿Pero sabías que cuando haces ejercicio durante el día puede aumentar esos beneficios protectores? Un estudio publicado en BMC Medicine reveló que patrones específicos de actividad, como participar en ejercicio durante las primeras y últimas partes del día, están relacionados con un riesgo significativamente menor de desarrollar cáncer colorrectal.
Los investigadores analizaron datos de 86,252 participantes que llevaron acelerómetros de muñeca durante siete días. Este dispositivo capturó datos continuos de actividad física las 24 horas del día, ofreciendo una imagen clara de los patrones de movimiento diario.
Utilizando un método sofisticado llamado análisis de componentes principales funcionales (fPCA), el equipo identificó cuatro patrones de actividad distintos: actividad durante todo el día, actividad al final del día, actividad temprano y tardío, y actividad a mediodía más por la noche. De estos, la actividad temprano y tardío se asoció con la mayor reducción en el riesgo de cáncer colorrectal, incluso más allá de los beneficios de la actividad general.
De hecho, los participantes que siguieron un patrón de actividad temprano y tardío, por la mañana a las 8 a.m. y por la noche alrededor de las 6 p.m., tuvieron un 11% menos de riesgo de cáncer colorrectal en comparación con aquellos que eran menos activos durante estos horarios. Este patrón de dos picos, con ráfagas de actividad por la mañana y por la noche, parece proporcionar una ventaja única para la prevención.
Cómo el ejercicio temprano y tardío apoya la salud
¿Por qué un patrón de actividad de dos picos es tan efectivo? La respuesta radica en cómo el ejercicio interactúa con los ritmos naturales de tu cuerpo. La actividad física mejora tu metabolismo, regula los niveles de insulina y reduce la inflamación crónica, todos factores que juegan un papel en el desarrollo del cáncer. El momento importa porque los procesos metabólicos y hormonales de tu cuerpo siguen un ritmo circadiano.
Por ejemplo, estudios sugieren que la actividad al final del día puede optimizar tus niveles de azúcar en la sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina, mientras que la actividad temprano en el día puede activar los procesos metabólicos. Juntos, esta combinación podría amplificar los efectos protectores del ejercicio. Además, distribuir tu actividad a lo largo del día puede ayudarte a evitar períodos prolongados de inactividad, que se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer.
Interesantemente, este momento también puede influir en biomarcadores como el colesterol y los triglicéridos. El estudio encontró que los patrones de actividad durante todo el día y temprano más tarde se asociaban débil pero positivamente con perfiles de colesterol favorables y niveles más bajos de triglicéridos dañinos, añadiendo otra capa de beneficio.