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Sóller se encuentra en el corazón de la Sierra de Tramuntana, en el noroeste de la isla de Mallorca. Situado en un valle frondoso lleno de olivares y huertos de naranjos. Su privilegiada ubicación frente al mar lo convierte, junto con su puerto natural, en uno de los lugares más hermosos del archipiélago; donde el aire huele a tranquilidad y donde la montaña se asoma al mar. Sóller es un ejemplo de la Mallorca más auténtica.
La libertad de sentirse como en casa
Experimenta la libertad de sentirte como en casa, de tener total autonomía para llegar a Can Verí en el momento que desees y, mediante un sistema de contraseñas, recibir una llave con la que descubrir tu propio oasis privado donde serás autónomo e independiente. Aquí, eres el dueño de tu tiempo.
Can Verí es un lugar donde el trato personal y familiar que recibirás hará que vivas una experiencia inolvidable que quedará grabada en tu memoria. Con un servicio amable y acogedor, descubrirás que Sóller es un destino excepcional y único.
La isla infinita
Como escribió Miguel de Unamuno, Sóller es una isla dentro de una isla. Y es que este pueblo que nada entre mares de naranjos y edificios modernistas únicos es un mundo por descubrir. Separado por las imponentes montañas de la Serra de Tramuntana, Sóller es un pueblo sin igual, un tesoro de historia, naturaleza y encanto que cautiva a todos los que tienen el placer de visitarlo.
Desde su pasado romano hasta su encanto moderno, Sóller sigue siendo un lugar de asombro e inspiración, una verdadera joya de las Islas Baleares. ¿Y qué decir de su infinita belleza natural? Sus majestuosas montañas, costa y mar turquesa brillante crean un festín impresionante para los sentidos. La forma en que el sol baila sobre sus acantilados, iluminando cada rincón con un tono dorado, es simplemente mágica.
Sóller, una obra de arte
Los visitantes de Sóller descubren la naturaleza, la historia y un verdadero sentido de comunidad. Los edificios modernistas y la gran iglesia barroca son prueba del éxito del comercio de cítricos. Erguida con orgullo en la plaza principal, Sant Bartomeu añade un telón de fondo de postal a los trajines de la vida cotidiana. Su historia es tan rica e intrigante como los fragantes naranjos que bordean sus sinuosas calles.
Desde sus antiguas raíces romanas hasta su esplendor actual, Sóller ha resistido la prueba del tiempo y se ha convertido en un faro de importancia cultural. Es su encanto lo que realmente conquista el corazón. Las estrechas calles bordeadas de casas de piedra tradicionales y la bulliciosa plaza del pueblo con sus animados cafés y tiendas boutique invitan al visitante a pasear y explorar.
La calidez de su gente y el dulce aroma de sus flores en flor crean un ambiente de romanticismo y encanto que perdura mucho después de que la visita haya terminado. Un ejemplo de esto es el museo Can Prunera, donde, sin salir de nuestra calle, puedes disfrutar de las obras de artistas como Joan Miró, Henri de Toulouse-Lautrec y Paul Klee.
No olvides que también puedes disfrutar de la sensibilidad de artistas locales en Can Verí, que alberga grandes artistas como el desconcertante y provocativo Pep Girbent (Sóller, 1966), así como obras de Jaume Pinya (Sóller, 1953), primario y audaz, y las del delicado y sibilino Toni Garau (Sóller, 1974).”