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Para algunas personas, el Aeropuerto de Palma Son Sant Joan se ha convertido en su hogar. Han encontrado espacios en las áreas de tránsito donde intentan pasar desapercibidos. Pero eso es difícil en un aeropuerto tan concurrido. Sin embargo, por la noche, el aeropuerto está mayormente tranquilo. Permite algunas horas de sueño sin ser molestados.
Uno de los sin techo dice que el aeropuerto es seguro. En invierno es cálido, en verano es fresco. Ellos no molestan a nadie y normalmente nadie los molesta a ellos. Pero hay turistas ocasionales que se empeñan en molestarlos.
Foto: Fernando Fernández.
Los contenedores de basura y los restos de restaurantes les proporcionan comida. Los baños les permiten lavarse. Hay enchufes para cargar teléfonos. Su presencia se ha vuelto familiar para el personal del aeropuerto, incluida la seguridad. No se hace ningún intento de expulsarlos, a menos que causen problemas, pero esto rara vez sucede.
Uno de ellos dice que nunca habría esperado que las cosas llegaran a este punto. Pero lo han hecho. Y así, un pequeño grupo de personas sin hogar comparten sus vidas bajo un mismo techo: el del aeropuerto.
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