Los demócratas progresistas están considerando un nuevo enfoque para enfrentar una posible segunda presidencia de Donald Trump: tomar en serio sus propuestas populistas y dirigidas a la clase trabajadora, o al menos fingir que lo hacen.
Si Trump cumple con estas propuestas, los demócratas progresistas podrán reclamar parte del crédito por haberlo llevado a la mesa de negociaciones. Si no cumple, podrán criticarlo por ello.
Este cambio de estrategia ha surgido en conversaciones privadas entre funcionarios y líderes electos liberales, después de que la resistencia a Trump no lograra evitar su regreso a la Casa Blanca.
Algunos representantes progresistas, como Pramila Jayapal, han expresado su disposición a trabajar con Trump si cumple sus promesas antimonopolio. Otros, como Richard Blumenthal y Bernie Sanders, también han mostrado interés en colaborar en ciertos temas.
Incluso figuras destacadas de la resistencia, como Elizabeth Warren, están dispuestas a unirse al presidente electo en áreas de posible acuerdo, como la limitación de las tasas de interés de las tarjetas de crédito.
Si bien los progresistas seguirán oponiéndose a la mayoría de las acciones de Trump, están dispuestos a trabajar con él en políticas que beneficien a la clase trabajadora. Consideran que si Trump cumple con estas propuestas, será una victoria para millones de personas en el país.
A pesar de sus diferencias con Trump en diversas cuestiones, los progresistas reconocen que algunas de sus promesas de campaña coinciden con sus propias aspiraciones, como la protección de programas de Seguridad Social y Medicare, la limitación de las tasas de interés de las tarjetas de crédito y el fortalecimiento de las leyes antimonopolio.
Si bien muchos progresistas no comparten la estrategia de colaborar con Trump, reconocen la importancia de buscar áreas de acuerdo en beneficio de la población. Consideran que es crucial abogar por políticas que ayuden a la clase trabajadora, incluso si eso implica trabajar con el presidente electo.
En definitiva, los demócratas progresistas están dispuestos a tomar una postura pragmática y colaborativa con Trump en temas específicos, mientras mantienen su oposición en otros aspectos. Están conscientes de la necesidad de encontrar puntos en común para impulsar políticas que beneficien a la población.