Un candidato de extrema derecha y pro-Rusia ha tomado una sorpresiva ventaja en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Rumania, con resultados preliminares colocando a su rival proeuropeo en un cercano segundo lugar. Con el 96% de los votos contados, el ultranacionalista Calin Georgescu tenía el 22%, y Marcel Ciolacu, el primer ministro, tenía el 20%, según la Oficina Electoral Central. El fuerte desempeño de Georgescu, quien no tiene un partido propio y realizó gran parte de su campaña en la plataforma de redes sociales TikTok, fue la mayor sorpresa de las elecciones. Ahora está en camino de enfrentarse a Ciolacu en una segunda vuelta para la presidencia el 8 de diciembre. Esto plantea un dilema para los millones de rumanos que votaron por otros candidatos. Una opción sería apoyar al populista socialdemócrata Ciolacu, una figura establecida que continuaría el camino prooccidental de Rumania. Respaldar a Georgescu, quien ha prometido proteger la soberanía de Rumania, es la alternativa. Georgescu, quien no pertenece a ningún partido, también ha jurado terminar lo que él llama la sumisión a la Unión Europea y la OTAN, especialmente en el apoyo a Ucrania. Ha condenado el escudo de defensa antimisiles de la OTAN en Deveselu, Rumania. El resultado final de esta ronda se conocerá más tarde el lunes, cuando se cuenten los votos de la capital Bucarest y de la gran diáspora rumana. La campaña se centró principalmente en el creciente costo de vida, con Rumania teniendo la mayor proporción de personas en riesgo de pobreza de la UE. Las encuestas a pie de urna publicadas el domingo sugerían que Ciolacu tenía una ventaja considerable, y proyectaban que la candidata de centro-derecha, Elena Lasconi, ocuparía el segundo lugar. Sin embargo, el recuento actual sitúa a Lasconi en tercer lugar con el 18%, y a otro nacionalista, George Simion, en cuarto lugar. El presidente en Rumania tiene un papel en su mayoría simbólico pero considerable influencia en áreas como la política exterior. La participación fue del 51%, similar a la cifra de hace cinco años.