Hoyos en la provincia de Guangxi de China se han convertido en una atracción turística. La pareja se encuentra al borde del acantilado de piedra caliza. A más de 100 metros debajo de ellos hay un mundo perdido de antiguos bosques, plantas y animales. Todo lo que pueden ver son las copas de los árboles frondosos y escuchar son los ecos de las cigarras y pájaros rebotando en los acantilados. Durante miles de años, este “pozo celestial” o “tiankeng”, en mandarín, estuvo inexplorado. La gente temía a los demonios y fantasmas escondidos en las nieblas que se elevaban desde las profundidades. Pero drones y algunas almas valientes que se adentraron en lugares intocados desde la era de los dinosaurios han revelado nuevos tesoros, convirtiendo los hoyos de China en una atracción turística. Dos tercios de los más de 300 hoyos en el mundo están en China, dispersos por todo el oeste del país, con 30 tiankeng conocidos, Guangxi en el sur tiene más que cualquier otro lugar. Su descubrimiento más grande y reciente fue hace dos años: un antiguo bosque con árboles que alcanzan hasta 40m de altura. Estas cavidades en la tierra atrapan el tiempo, preservando ecosistemas únicos y delicados durante siglos. Su descubrimiento, sin embargo, ha comenzado a atraer turistas y desarrolladores, lo que genera temores de que estos increíbles y raros hallazgos puedan perderse para siempre.