Los confinamientos por COVID-19 aceleraron el envejecimiento cerebral en adolescentes, según un estudio reciente. La pandemia cambió drásticamente las rutinas diarias, dejando a muchos jóvenes luchando con su salud mental y física. Puede haber notado cómo el aislamiento afectó a los adolescentes, especialmente a las chicas, más que a los chicos. Los sentimientos de ansiedad y depresión aumentaron a medida que las interacciones sociales disminuyeron.
A medida que los confinamientos continuaban, los niveles de condición física entre los jóvenes adultos comenzaron a disminuir bruscamente. Menos oportunidades de hacer ejercicio y más tiempo sedentario llevaron a caídas significativas tanto en la condición física aeróbica como anaeróbica. Esta disminución no se trata solo de la salud física; está estrechamente relacionada con el bienestar mental también.
Recién estamos comenzando a ver las muchas formas en que los confinamientos por COVID-19 impactaron en el desarrollo cerebral de los adolescentes y la condición física; es probable que los efectos completos no sean evidentes durante años o décadas.
El impacto de los confinamientos en el desarrollo cerebral de los adolescentes
La adolescencia es un período crítico para la maduración cerebral, donde el desarrollo emocional y social toma el centro del escenario. Durante este tiempo, su cerebro experimenta cambios significativos, incluyendo la poda sináptica y la mielinización, que son esenciales para el crecimiento cognitivo y emocional. Sin embargo, los confinamientos por COVID-19 interrumpieron estas trayectorias de desarrollo típicas, particularmente en las chicas.
Los investigadores utilizaron resonancias magnéticas para comparar las estructuras cerebrales antes y después de los confinamientos, revelando que las jóvenes experimentaron un adelgazamiento cortical más rápido que los chicos. El adelgazamiento cortical es una parte natural del desarrollo cerebral durante la adolescencia, donde la capa exterior de su cerebro, la corteza, se vuelve más delgada a medida que madura.
Este proceso es esencial para mejorar las funciones cognitivas como el pensamiento, la memoria y la regulación emocional. Sin embargo, el estudio mostró que los confinamientos causaron que este adelgazamiento ocurriera mucho más rápido de lo habitual, especialmente en las adolescentes. Las chicas experimentaron una aceleración media de la edad cerebral de 4,2 años en comparación con 1,4 años en los chicos.
La aceleración en la maduración cerebral está vinculada al aumento del estrés causado por las restricciones de la pandemia. El aislamiento social prolongado y la interrupción de las rutinas diarias llevaron a niveles más altos de hormonas del estrés como el cortisol. Estas hormonas afectan el desarrollo cerebral, lo que lleva al adelgazamiento acelerado observado en el estudio.
Además, la maduración cerebral más rápida en las mujeres es preocupante porque está asociada con un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental como ansiedad y depresión. Los cambios rápidos en la estructura cerebral pueden interferir con el desarrollo normal de habilidades emocionales y sociales, haciendo que los adolescentes sean más vulnerables a trastornos neuropsiquiátricos.
El estudio destaca la necesidad crítica de apoyo continuo y monitoreo de los adolescentes que experimentaron los confinamientos. Proporcionar recursos de salud mental y promover estilos de vida saludables puede ayudar a mitigar los impactos negativos del envejecimiento cerebral acelerado, pero la intervención temprana es esencial para abordar las consecuencias a largo plazo en las mentes jóvenes.