Chicago Mayor Brandon Johnson came into office as an outsider promising to shake up the city’s politics. However, nearly two years later, he finds himself increasingly isolated and at odds even with some of his ideological allies as he pushes forward with his progressive agenda.
One of the most recent controversies surrounds his attempt to overhaul the city’s school board. After the board rejected his proposal to fire the schools’ CEO, who had refused to take out a high-interest loan at Johnson’s request, all seven members resigned.
Defending his actions in an interview with POLITICO from London, Johnson highlighted his achievements such as investments in affordable housing. However, his clashes with the City Council over issues like gun detection technology and his handling of the budget shortfall have strained relationships.
Despite some support for his progressive agenda among City Council members, many are critical of his unilateral approach to governance. Alderman Bill Conway, for example, emphasized the importance of collaboration in city government.
Johnson’s journey to becoming mayor began with his background as a social studies teacher and organizer with the Chicago Teachers Union. However, challenges arose early on in his tenure, including tensions with Republican Texas Gov. Greg Abbott over immigration issues.
While Johnson has focused on uplifting marginalized communities and hiring diverse staff, his efforts have faced criticism from some quarters. However, he remains steadfast in his commitment to bringing change to the city.
As he navigates the complexities of city politics, Johnson faces pushback from various quarters, including progressive allies and Black council members. Despite the challenges, he remains determined to fulfill his promise of bringing a new era to Chicago.
His efforts to break away from the legacy of past mayors connected to the Daley machine have been met with both support and skepticism. Johnson’s focus on addressing longstanding issues in the city has sparked debate and reflection on the direction of Chicago’s future.
Crime rates, community investments, and the city’s budget shortfall are among the pressing issues that Johnson continues to grapple with as he seeks to steer Chicago in a new direction.
Johnson ha prometido poner fin al contrato con la empresa, argumentando, como muchos progresistas, que es simplemente una herramienta de vigilancia que hace poco para resolver crímenes.
Pero algunas comunidades afroamericanas — y sus miembros del Concejo Municipal — acreditan a la herramienta con salvar vidas. ShotSpotter identifica disparos para que la policía y los paramédicos puedan llegar más rápido a la escena del crimen.
El alcalde se mantuvo firme en su promesa de campaña de todos modos y ha cancelado el programa, lo que ha llevado a sus opositores a considerar un desafío legal.
Pero los mayores desafíos de Johnson son financieros y el sistema escolar. La ciudad enfrenta un déficit de casi $1 mil millones y el sistema de Escuelas Públicas de Chicago está lidiando con una deuda creciente.
Es una tormenta financiera que el alcalde espera evitar. Está tratando de desviar un pago de pensión de los trabajadores de la escuela de la ciudad a las Escuelas Públicas de Chicago, y quiere que las escuelas saquen un préstamo a corto plazo de $300 millones con altos intereses para pagarlo.
Cuando Pedro Martínez, el CEO de la junta escolar, rechazó esa idea, Johnson se frustró al ver que su junta elegida a mano no lo respaldaba. Los siete finalmente renunciaron — un movimiento sorprendente dado que la junta también está en medio de negociaciones de contrato con el poderoso sindicato de maestros.
La agitación llega justo semanas antes de las elecciones de noviembre, cuando los habitantes de Chicago votarán por su primera junta escolar elegida. Los críticos dicen que Johnson está tratando de evitar a la nueva junta, que estará compuesta por 21 miembros — 10 elegidos y 11 nombrados por el alcalde — para poder despedir a Martínez y cumplir con las demandas del contrato del CTU.
Muchos funcionarios electos y líderes cívicos han advertido contra la solicitud de un préstamo, y les preocupa que despedir a Martínez sería un error, especialmente dado que las escuelas parecen estar mejorando bajo su supervisión.
Johnson comparó a principios de esta semana a aquellos que se han quejado de los desafíos financieros de la ciudad con dueños de esclavos confederados, una referencia que ha enfurecido a líderes cívicos que también dirigen negocios en la ciudad.
“Decían que sería fiscalmente irresponsable para este país liberar a la gente negra,” dijo el alcalde. “Y ahora tienes detractores haciendo el mismo argumento de la Confederación cuando se trata de la educación pública en este sistema.”
La controversia amenaza la capacidad de Johnson para llevar adelante su gestión — a corto plazo mientras intenta que el Concejo Municipal apruebe su presupuesto y a largo plazo mientras espera ser reelegido para un segundo mandato.
“Necesita haber una comprensión de que el legislativo y el ejecutivo son ramas coiguales, y esta tensión y pelea sobre cuál autoridad es cuál no es útil,” dijo el concejal Andre Vasquez, quien es copresidente del caucus progresista del consejo.
Singer, el veterano concejal que ha estudiado durante mucho tiempo el Ayuntamiento de Chicago, dijo que la ciudad superará la última turbulencia.
“Los cimientos son sólidos. Las instituciones son sólidas. No desaparecerán. Pero la ciudad se reducirá más de lo que ya se ha reducido si esto continúa,” dijo Singer. “Creo que puede sobrevivir un par de años más de [Johnson], pero no un segundo mandato.”
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El artículo La trifulca de la junta escolar destaca la turbulenta gestión del alcalde de Chicago apareció primero en World Online.