Una de las muchas cosas que Joel y Ethan Coen parecen entender instintivamente es el arte de darles a sus personajes nombres divertidos: cuándo y cómo agregar algo ornamental de manera agradable, cuándo retroceder un poco, cómo decirlos de manera que no suenen ostentosos de forma consciente. Es un arte delicado; en papel, un personaje como Moke Munger (Josh Brolin) o su hermano Jady (Peter Dinklage) podría sonar gracioso y distintivo. Pero si no tienes cuidado, tu guion pronto estará explicándolos en exceso como pronunciaciones incorrectas de la infancia que se quedaron, y rodeándolos de otros personajes con nombres igualmente absurdos como Farful, Freddie Unk o Tío Crabcake. Las diferencias entre esos apodos y las creaciones genuinas de los Coen como HI McDunnough (de Arizona Baby) o Burt Gurney (de ¡Ave, César!) son tan precisas e importantes como la diferencia entre, por ejemplo, el verdadero hermano Coen Ethan Coen, y el veterano guionista Etan Cohen, quien tiene un crédito en la historia de Brothers, la nueva película sobre Moke y Jady Munger realizando un último trabajo.
Al igual que las Drive Away Dolls de Ethan Coen a principios de este año, Brothers es una comedia criminal de viaje por carretera. A diferencia de Dolls, no es una delicia consistentemente extravagante, aunque transmite esas aspiraciones con sus coloridos trasfondos y la narración pretendidamente ingeniosa de Dinklage. Jady, recién salido de prisión por un trabajo que los hermanos realizaron juntos, ha sido liberado por el corrupto y conectado guardia Farful (Brendan Fraser) con la condición de que lo incluya en un botín perdido hace mucho tiempo y escondido por la madre criminal de los chicos. Moke, quien escapó ileso de su último trabajo, se siente culpable por el tiempo que su hermano pasó en prisión y quiere proporcionar algo de dinero extra para su creciente familia; su esposa, Abby (Taylour Paige), está embarazada, y sus adinerados padres ya sospechan que él podría no ser capaz de proveer para el bebé. Así que el hermano descarado y maquinador y el hermano cauteloso y más emocional discuten a través de algunas payasadas caricaturescas, extravagantes y poco graciosas. En un momento dado, incluso participa un mono fumador.
El mono en realidad es un poco divertido por un minuto. Brothers tiene muchas diversiones momentáneas; el director Max Barbakow, quien hizo la divertida y conmovedora Palm Springs, enmarca algunas bromas visuales bien cronometradas, como una toma de Dinklage y Brolin realizando una fuga accidentalmente sincronizada. El guion desliza algunas líneas divertidas entre todo el esfuerzo forzado y excesivo, también. (Jady sobre por qué Drácula vencería al Hombre Lobo: “El Hombre Lobo es una vez al mes, Drácula es todo el tiempo.”) Pero la escritura es mucho menos inventiva, auténtica o excéntrica de lo que esperarías de Macon Blair, el colaborador de Jeremy Saulnier que protagonizó Blue Ruin y escribió Hold the Dark.
Probablemente no sea justo desear que una comedia familiar alocada y finalmente tierna sea más como los thrillers sangrientos, implacables y oscuros en los que Blair ha trabajado en el pasado, o incluso una mejor aproximación a los inimitables Coen. Pero ¿no parece que una de esas películas sería un mejor uso de Dinklage, Brolin, Marisa Tomei y Glenn Close, quienes se entregan a sus roles aquí en vano? Seguramente Brendan Fraser merece interpretar a un hombre grande y vociferante en una película Coen adecuada, o al menos en uno de los esfuerzos humorísticos de Ethan. Brothers incluso incorpora al fallecido actor de carácter M Emmett Walsh, quien cuenta con Blood Simple y Arizona Baby entre sus numerosos créditos, para uno de sus roles finales.
Nada de esto es suficiente para crear una comedia criminal de culto a partir de casi nada. En sus propios términos magros, Brothers pasa lo suficientemente rápido; sin los créditos lentos, dura aproximadamente 83 minutos, apenas suficiente tiempo para evitar que se reproduzca automáticamente en Prime Video. Lo más peculiar de ello es cuánto tiempo pasa llamando accidentalmente la atención sobre sus propias debilidades sobredimensionadas y poco pensadas.