Agente inmobiliario que disparó a un expatriado británico de 80 años hasta matarlo dentro de su villa en Alicante es encarcelado.

Una MUJER, de 48 años, ha sido condenada a 15 años de prisión después de que una viuda británica de 80 años fuera asesinada a tiros en la puerta de su villa en la zona de Elche en mayo de 2022.

El hijo de la acusada también enfrentó juicio, pero falleció a los 18 años en un accidente de tráfico en la Costa Blanca justo un día antes del inicio de su audiencia por homicidio en el tribunal de menores en junio.

El motivo sigue siendo un misterio, con la mujer condenada -una agente inmobiliaria de Alicante- admitiendo el asesinato en el primer día de su juicio pero sin revelar la razón de su brutal agresión.

La víctima, de origen alemán, solo ha sido identificada por su nombre de pila, Marina.

Vivía en el distrito de Torre Azul de Torrellano, cerca del aeropuerto de Alicante-Elche, y se convirtió en ciudadana británica después de casarse con su esposo.

Marina se mudó a la zona hace 22 años con su pareja, después de que este se jubilara de dirigir una empresa de reciclaje.

Fue alcanzada por tres disparos, uno de los cuales le impactó en la cabeza.

La jueza de la Audiencia Provincial de Alicante, Gracia Serrano, describió el crimen como “brutal y despiadado” con “total desprecio por la víctima”.

Los fiscales redujeron su petición inicial de que la agente inmobiliaria fuera condenada a 25 años después de que cooperara con las autoridades.

El asalto ocurrió el 4 de mayo de 2022, cuando la madre y el hijo lograron acceder a la villa después de que la puerta principal quedara abierta porque se esperaba la llegada de un fontanero.

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Una vez dentro de la propiedad, los intrusos entraron por un porche acristalado y llevaron a cabo un ataque sorpresa contra la anciana británica.

La asesina condenada dijo durante el juicio que no sabía por qué lo hizo y que podría haber sufrido un episodio psicótico, a pesar de no tener un diagnóstico previo de enfermedad mental.

Los fiscales lograron demostrar que todo había sido planeado, ya que esa misma mañana la mujer compró unos guantes y sacó a su hijo de la escuela para ir a la villa.

Después del asesinato, ambos intentaron limpiar la casa y eliminar evidencia, incluyendo su ropa y los guantes.

El arma era una pistola olímpica registrada a nombre de la asesina, que también trató de deshacerse de ella.

Más tarde esa noche prendió fuego a su coche después de rociarlo con tres bidones de gasolina, con las llamas alcanzando a otros ocho vehículos estacionados en la playa de San Juan en Alicante.