Comparan a Pedro Sánchez de España con el dictador Franco en medio de la polémica sobre su represión de ‘fake news’

PEDRO Sánchez ha sido comparado con el dictador fascista General Franco en medio de una polémica por su controvertido plan de transparencia mediática diseñado para combatir las ‘fake news’.

Como parte de su Plan de Acción para la Democracia, el gobierno de Sánchez se ha comprometido a establecer un ‘registro de medios’ independiente, gestionado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la Competencia (CNMC), que obligará a los periódicos y otras organizaciones mediáticas a declarar sus propietarios e inversores.

Esto, espera el primer ministro, reducirá la ‘desinformación’ y la ‘difamación’ política, citando como ejemplo el acoso dirigido a su esposa Begoña Gómez por supuesto ‘tráfico de influencias’ en relación con contratos gubernamentales, lo que llevó a un inédito período de cinco días de reflexión en abril donde Sánchez evaluó si quedarse o renunciar.

Ese mismo mes, un sitio web llamado The Objective publicó un artículo afirmando que Begoña Gómez había recibido una subvención del gobierno – de hecho, el sitio web, que está parcialmente financiado por ingresos de gobiernos de ciudad y regionales encabezados por partidos de derecha, había confundido a la esposa del primer ministro con otra mujer.

Sin embargo, el artículo fue presentado ante la corte por Manos Limpias, un sindicato con vínculos de extrema derecha, como evidencia para la investigación penal contra la esposa de Sánchez, que sigue en curso.

No obstante, la oposición conservadora del Partido Popular (PP) y la extrema derecha de Vox han acusado a Sánchez de coartar la libertad de prensa y amenazar la libertad de expresión.

Alberto Núñez Feijoo, líder del PP, dijo: “Censura y persecución a cualquiera que se atreva a criticarlo – no hemos visto nada así desde Franco”, refiriéndose al dictador de extrema derecha que gobernó España por más de tres décadas.

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En un acalorado debate parlamentario, Feijoo acusó a Sánchez de organizar ‘una ofensiva contra jueces, periodistas y medios’ a través de su plan, que tendrá que ser aprobado por el fragmentado parlamento español, requiriendo el apoyo de la coalición de izquierda Sumar y los nacionalistas vascos y catalanes.

Sánchez defendió su propuesta, acusando a la oposición de una ‘actitud negativa hacia todo lo que hace el gobierno’, independientemente de los méritos individuales de un plan.

Argumentó que se requería una legislación revisada para cumplir con la nueva Ley Europea de Libertad de Medios, que tiene como objetivo salvaguardar la independencia mediática.

Como parte de la nueva ley, todas las organizaciones mediáticas deberán presentar las fuentes de sus ingresos publicitarios anualmente ‘de manera clara y accesible’.

La Ley de Publicidad Institucional también se modificará para incluir cláusulas sobre transparencia, proporcionalidad y no discriminación ‘en la asignación de fondos’, que ‘evitarán el financiamiento de medios que promuevan la desinformación o las fake news’.

El plan también incluye una disposición para proteger mejor a los periodistas y sus fuentes, y la implementación de una directiva europea que exige la protección de los reporteros de ‘acoso externo’ y ‘las demandas abusivas e infundadas que enfrentan a diario por hacer su trabajo’.

Los líderes de la industria han elogiado los aspectos ‘positivos’ de la legislación propuesta, pero han argumentado que las medidas ‘necesitan mayor especificidad’.