Este pequeño autobús estaba lleno de personas de Vovchansk y los pueblos más pequeños alrededor, en el camino de la avanzada de Rusia hacia la región de Járkov en Ucrania.
Los conocí en el punto interino desde donde los estaban llevando a Járkov en sí, la ciudad grande más cercana.
Voluntarios y trabajadores de rescate ayudaron a quienes no podían caminar y repartieron agua y comida. El servicio de celular ha estado limitado durante los combates, así que se instaló una conexión de internet satelital, que permitió a los evacuados comunicarse con sus seres queridos para decirles que estaban a salvo o intentar verificar si sus familiares aún estaban en peligro.
Aún así, apenas había tiempo para respirar.
En poco más de una semana desde que las fuerzas rusas volvieron a cruzar la frontera, miles de personas han sido llevadas apresuradamente a Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, con una población actual de 1,2 millones. Los que huyeron de las zonas fronterizas describieron una guerra que ha borrado calles enteras.
El desplazamiento no es una experiencia nueva en esta región, y las evacuaciones pueden estar lejos de terminar. Todos en este autobús ya habían enfrentado una ocupación rusa: en los primeros meses de la guerra, antes de que Ucrania los rechazara, las tropas rusas habían llegado al anillo exterior de Járkov, obligando a cientos de miles a huir.
Ya están bombardeando la ciudad de nuevo con misiles y potentes bombas planeadoras. Aunque su nueva ofensiva se ha ralentizado en los últimos días, todavía hay temores de que puedan poner a Járkov nuevamente dentro del alcance de la artillería.
Escrito por Peter Robins.