Casi 100 personas murieron y cientos resultaron heridas el domingo en Bangladesh durante los disturbios y protestas contra el gobierno. Los manifestantes exigieron la dimisión del primer ministro, mientras éste los acusaba de “sabotaje” y cortaba el acceso a Internet móvil para sofocar los disturbios.
Los medios informaron de al menos 95 muertes, incluidos 14 agentes de policía. El ejército impuso un toque de queda indefinido y el gobierno declaró un día festivo de tres días.
Los manifestantes piden la dimisión de la primera ministra Sheikh Hasina, tras las protestas que comenzaron con estudiantes exigiendo el fin de un sistema de cuotas para empleos gubernamentales.
La violencia se intensificó y Hasina calificó a los manifestantes de criminales, mientras el partido gobernante acusaba a la oposición de tomar control de las protestas. Se han detenido a más de 11.000 personas y se han cerrado escuelas y universidades en todo el país.
Los manifestantes han pedido una “no cooperación” y han instado a la gente a no pagar impuestos, facturas de servicios públicos ni ir a trabajar. La violencia ha afectado a varios distritos y ha dejado un saldo de muertes y destrucción en todo el país.
Las protestas comenzaron por la exigencia de poner fin a un sistema de cuotas en empleos gubernamentales, que se redujo tras una decisión del Tribunal Supremo. Sin embargo, los manifestantes continúan exigiendo responsabilidades por la violencia desencadenada durante las protestas.
Las autoridades han culpado a los partidos de oposición por instigar la violencia, mientras que los líderes opositores han pedido la dimisión del gobierno para detener el caos. Hasina se ha comprometido a investigar las muertes y castigar a los responsables, además de estar dispuesta a dialogar con los manifestantes.
Estas protestas representan un gran desafío para Hasina, quien ha gobernado el país durante más de 15 años y regresó al poder para un cuarto mandato en enero en unas elecciones boicoteadas por sus principales oponentes.