El último álbum de Justin Timberlake, “Everything I Thought I Was”, marca un viaje reflexivo a través de su carrera llena de historia, fusionando la nostalgia con sonidos contemporáneos. El álbum comienza con “Memphis”, una pista que inmediatamente establece el tono con su producción minimalista de trap y letras introspectivas. El regreso de Timberlake a sus raíces en Tennessee es palpable mientras rumia sobre las presiones y promesas de la fama temprana. Esta pista, aunque audaz, se siente algo desarticulada ya que Timberlake pasa de cantar a rapear, un cambio que podría sorprender a los fanáticos de toda la vida.
La producción del álbum es un testimonio de la capacidad de Timberlake para evolucionar mientras se mantiene fiel a sus raíces. Canciones como “Echoes of Yesterday” y “Neon Nights” muestran su característico falsete, superpuesto sobre ritmos futuristas que evocan la era de “FutureSex/LoveSounds”. Estas canciones son donde Timberlake brilla, mezclando sus éxitos pasados con un toque moderno. Sin embargo, no todas las pistas alcanzan el objetivo. “Lost in Translation” y “Faded Memories” se sienten como relleno, careciendo del golpe y carisma por el que Timberlake es conocido.
En cuanto a las letras, “Everything I Thought I Was” es una bolsa mixta. Timberlake profundiza en temas de autorreflexión, arrepentimiento y redención. En “Mirrors of the Soul”, enfrenta sus errores pasados con una honestidad cruda que es a la vez refrescante y conmovedora. Sin embargo, algunas pistas, como “City Lights”, caen en la trampa de los clichés pop genéricos, diluyendo el impacto general del álbum. Está claro que Timberlake está tratando de equilibrar la introspección con el atractivo mainstream, pero la ejecución es desigual.
Una de las pistas destacadas es “Timeless”, una colaboración con Pharrell Williams. El ritmo contagioso de la canción y el estribillo pegajoso la convierten en un éxito instantáneo, recordando las colaboraciones anteriores de Timberlake con The Neptunes. “Timeless” es un recordatorio de la capacidad de Timberlake para crear perfección pop cuando está en su elemento. La mejor pista del álbum para mí es Love & War, escrita y producida por Timberlake y Timbaland a la perfección pura.
La calidad de la producción del álbum es de primera categoría, con contribuciones de colaboradores de mucho tiempo como Timbaland, Danja, Cirkut, Ryan Tedder, James Fauntleroy, Rob Knox y también algunas caras nuevas en la industria. Los ritmos están pulidos y la instrumentación es rica, creando un paisaje sonoro exuberante que es un placer de escuchar. La actuación vocal de Timberlake es tan fuerte como siempre, mostrando su versatilidad y rango. Su falsete sigue siendo un punto destacado y hace la transición sin esfuerzo entre diferentes estilos y géneros.
“Everything I Thought I Was” es un viaje nostálgico por el carril de la memoria, pero también mira hacia adelante, intentando redefinir el lugar de Timberlake en el panorama musical actual. Aunque no alcanza las alturas de sus trabajos anteriores, es un esfuerzo loable que muestra su crecimiento como artista. “Everything I Thought I Was” es un álbum que resonará con los fanáticos de toda la vida, ofreciendo algo nuevo para un público más joven. Es una mezcla de introspección y sensibilidad pop, con momentos de brillantez que nos recuerdan por qué Timberlake sigue siendo una fuerza en la industria musical.
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