El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha dicho que la ciudad no puede convertirse en un ‘parque temático sin residentes’ y no puede seguir con un crecimiento desenfrenado en turismo.
El Ayuntamiento de Barcelona anunció el mes pasado que pondría fin a todos los alquileres turísticos a corto plazo para 2028 con el fin de contener los precios de alquiler desorbitados para los residentes.
El alcalde socialista, Jaume Collboni, dijo que seguiría haciendo esfuerzos para limitar el alojamiento, ya que se prevé que el número de visitantes aumente entre un tres y un ocho por ciento al año, algo que ‘ninguna ciudad podría absorber’.
El año pasado, 26 millones de turistas visitaron la ciudad con una población de 1,6 millones.
“El turismo debe servir al modelo de la ciudad, no al revés. Eso es lo que estamos haciendo en Barcelona”, añadió Collboni.
Cada vez más, los visitantes prefieren alquilar casas de vacaciones cuando viajan, con un aumento de un 24 por ciento en los alquileres a corto plazo por turistas extranjeros en España entre marzo y mayo, según la asociación de la industria turística Exceltur.
Collboni ha descartado relajar la prohibición propuesta, que defiende como legal y señaló una encuesta de opinión que muestra que el 75 por ciento de los residentes de Barcelona están a favor.
Tampoco tiene planes de flexibilizar la prohibición existente de abrir nuevos hoteles en el centro de la ciudad, y aumentará el impuesto turístico a los pasajeros de cruceros que se queden menos de 12 horas.
El objetivo, dijo, es detener el crecimiento de las llegadas por mar después de alcanzar un récord de 3,6 millones de pasajeros de cruceros en 2023.
Collboni también calificó de ‘totalmente reprobable’ una reciente protesta con rociadores de agua que no representa el espíritu de Barcelona, argumentando que todos los turistas son bienvenidos y que las protestas no deberían asustar a los visitantes.