Plan ambicioso de Biden para reconstruir Ucrania y hacer que Rusia pague por ello.

En la Cumbre del G7 en Italia, los líderes de las principales naciones industrializadas anunciaron un plan para utilizar los activos rusos congelados por instituciones bancarias occidentales para ayudar a financiar el esfuerzo de guerra de Ucrania, así como sus necesidades humanitarias y de reconstrucción. El plan, respaldado por el Presidente Joe Biden, implica dar a Ucrania un préstamo de $50 mil millones respaldado por los intereses generados en los activos rusos congelados.

Durante dos años, las siete naciones – Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos – han debatido qué hacer con los casi $300 mil millones en fondos rusos en bancos occidentales que fueron inmovilizados para castigar a Moscú por su invasión. Ahora, los líderes han acordado un plan para redirigir esos fondos congelados a Ucrania.

Sin embargo, el plan ha generado controversia entre los líderes del G7, con preocupaciones sobre el precedente establecido, la legalidad y la amenaza de represalias por parte de Rusia. A pesar de las objeciones, el plan fue aprobado y busca dar un impulso significativo a la ayuda internacional en un momento crucial para Ucrania.

Para maximizar el impacto de la ayuda, el plan incluye el uso de los intereses acumulados en los activos rusos congelados para financiar tanto ayuda militar como la reconstrucción de Ucrania. Además, el acuerdo envía un mensaje claro a Rusia de que será responsabilizada por el daño causado a Ucrania.

Las reacciones de Rusia ante el plan no se han hecho esperar, con amenazas de represalias y acusaciones de robo por parte de las autoridades rusas. Sin embargo, el acuerdo sigue adelante como un paso importante para apoyar a Ucrania en su lucha por la democracia y la libertad.
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