Hace 56 minutos por Luis Barrucho, BBC World Service. En 2018, el pensionista brasileño João buscó ayuda médica después de encontrar una verruga en su pene. “Comencé a visitar clínicas médicas para averiguar qué era, pero todos los médicos me dijeron que se debía a un exceso de piel y recetaron medicamentos”, recuerda el hombre de 63 años. A pesar de la medicación, la verruga siguió creciendo. Comenzó a afectar a su matrimonio y la vida sexual de João disminuyó. “Éramos como hermanos”, admite. Estaba decidido a descubrir qué estaba pasando. Durante cinco años, João, no es su nombre real, fue de un especialista a otro que recetaban más medicamentos y ordenaban nuevas biopsias. “Nada lo resolvió”, dice. Luego, en 2023, le dieron un diagnóstico: João tenía cáncer de pene. “Para mi familia, fue una sorpresa muy desagradable, aún más porque tuve que amputar parte del pene. Siento que fui decapitado”, dice. “Es un tipo de cáncer del que no puedes hablar con la gente porque podría convertirse en una broma”. El cáncer de pene es raro, pero las tasas de incidencia y mortalidad están aumentando en todo el mundo. Según los últimos estudios, Brasil, de donde es João, tiene una de las tasas de incidencia más altas, de 2,1 por cada 100,000 hombres.