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El síndrome de impostor es ese sentimiento de nunca ser lo suficientemente bueno, incluso con pruebas de que has tenido éxito. Te hace dudar de ti mismo, atribuir el éxito al azar y preocuparte por ser “descubierto” como un impostor. Independientemente del nivel en el que te encuentres, estos son pensamientos e inseguridades comunes.
Cuando las personas comienzan negocios, muchos de ellos se sienten constantemente como impostores, un fraude. Aunque tienen excelentes comentarios de los clientes y alcanzan algunos hitos importantes en el camino, tienen un pensamiento en sus cabezas dudando de sus capacidades. Pero es importante mantener esta duda bajo control. Puedes superar esta molestia siguiendo las formas en que sugiero que mis clientes adopten para hacer frente al síndrome de impostor.
Aceptar el problema y cambiar tu mentalidad
Al rastrear el problema desde el principio, puedes sacarlo de tu mente y adoptar un enfoque racional. El síndrome de impostor a menudo resulta de tener un fuerte sentido de orgullo en tu trabajo y disputar por la excelencia. Muchos de mis clientes obtuvieron claridad cuando aceptaron esto. Los empresarios deben tener en cuenta que la duda es una parte natural del proceso y no indica su valía o competencia. Puedes comenzar el proceso de tratar con ello de manera positiva simplemente admitiendo su existencia.
Otra forma simple de luchar contra el síndrome de impostor es cambiar tu perspectiva. Esto implica disputar contra el diálogo interno negativo. En lugar de ir con pensamientos como “No soy lo suficientemente bueno” o “No pertenezco aquí”, comienza a desafiar tu verdad. Pregúntate: “¿Cuál es la evidencia de esto?” Es el catalizador que te permitirá remodelar tu perspectiva y cambiar un diálogo interno negativo por frases como “Todos estamos aprendiendo y creciendo”.
Rastrea tus victorias y deja de hacer comparaciones
Rastrear tus victorias sigue siendo una de las herramientas más poderosas. A menudo nos enfocamos en perseguir el próximo objetivo y olvidamos celebrar lo que ya hemos logrado. Ayudó enormemente a uno de mis clientes llevar un “diario de éxitos” y reflexionar sobre su progreso, desde completar proyectos difíciles hasta recibir comentarios positivos de los clientes. Al revisar estos momentos durante los tiempos difíciles, recordaba su crecimiento y reforzaba su confianza.
Al mismo tiempo, aprendió a no compararse con otros. Se dio cuenta de que las redes sociales alimentaban su duda, ya que comparaba los logros públicos de otros con sus propias luchas privadas. Entendió que cada emprendedor tiene su propio camino, y compararse con otros era contraproducente y una completa pérdida de tiempo. Encontró paz cuando comenzó a trabajar en sí mismo en lugar de compararse con una imagen poco realista y volvió a centrarse en su propio progreso.
Centrarse en el valor y buscar apoyo
Otro método para lidiar con el síndrome de impostor es cambiar tus pensamientos de miedos internos a impacto externo. Recordar cómo tu trabajo ha mejorado la vida de los demás refuerza ese propósito interno, superando la voz de la duda y la negatividad interna. Cuando te das cuenta del impacto tangible de tus esfuerzos en los demás, te ayuda a concentrarte en mejorar tus servicios en lugar de sentirte inseguro.
Pedir apoyo es otro cambio importante. Cuando uno de mis clientes me habló sobre sus desafíos, se dio cuenta de que no estaba solo. Le proporcioné numerosos ejemplos similares a los suyos, lo cual fue refrescante, ya que parte de él se sintió validada al saber que otros también tenían los mismos sentimientos de insuficiencia. Luego razonó que si incluso los propietarios de negocios exitosos enfrentaban dudas, entonces seguramente él también podía hacerle frente de alguna manera.
Aprender del fracaso y abandonar el perfeccionismo
Así son los empresarios. Los empresarios no se rinden fácilmente, pero nunca dejan de intentarlo. Durante el lanzamiento de un producto, James, uno de mis clientes, experimentó un revés significativo al comenzar su propio negocio. Se atrevió a tomar medidas porque sabía que nunca volvería a estar en esa situación. Se dio cuenta de que su fracaso para incluir el marketing y los precios en sus planes fue lo que llevó a la pérdida. Perfeccionar esos aspectos para la próxima vez parecía sensato. El relanzamiento del producto fue un éxito y eliminó el peso de la culpa de sus hombros. El fracaso es solo un paso en la escalera; no debe ser el destino.
Se dio cuenta de su constante perfeccionismo, el cual atribuyó en parte a la condición de impostor. Personas como él nunca estarán completamente satisfechas, ya que siempre hay margen para mejorar. Sin embargo, hubo muchas oportunidades para darse cuenta de que la perfección es realmente un medio para un fin, y a veces ni siquiera es necesario. Comenzó a aceptar el camino en el que se encontraba, que era “el equilibrio entre finalización y perfección”. Al final, sus esfuerzos produjeron resultados mucho mejores porque pudo cambiar su enfoque de lograr la perfección a establecer metas de manera realista.
Abrázate al cambio y celebra el progreso
Cuidar tu salud física y mental es esencial para tratar con el síndrome de impostura. Cuando descuidas tus cuidados personales, tus niveles de estrés y dudas aumentan. Al incorporar ejercicio regular, comidas equilibradas y suficiente sueño en tu rutina diaria, puedes comenzar a sentirte más estable y resistente. Las actividades adecuadas pueden brindarte resiliencia emocional y ayudarte a recargar energías.
Otro factor importante para aumentar tu confianza puede ser celebrar pequeños logros. Las personas a menudo pasan por alto estos logros porque no creen que sean lo suficientemente importantes como para celebrarlos. Sin embargo, debes darte cuenta de que estos pequeños triunfos, como completar un proyecto difícil, ganar un nuevo cliente o alcanzar un objetivo personal, son fundamentales para tu trayectoria en general. Reconocer y celebrar estos logros puede hacerte sentir más realizado y motivarte a seguir adelante.
Conclusión
Con autoconocimiento y esfuerzo constante, puedes manejar el síndrome de impostor, aunque no desaparecerá por completo. Es crucial recordar que ser emprendedor se trata de presentarse, arriesgarse y aprender cosas nuevas todo el tiempo, no de ser perfecto o tener todas las respuestas. Deberías decirte a ti mismo: “Estoy aprendiendo, ajustándome y dando lo mejor de mí todos los días” cada vez que comiences a dudar de ti mismo. Este tipo de pensamiento puede mantenerte enfocado en tu camino futuro y permitirte priorizar el progreso sobre la perfección.